Las adversidades nunca están de más en la vida... Dicen que Dios envuelve las virtudes en un papel de regalo llamado problemas.
Cuando empiezas a ver la vida de esta forma, es mucho más sencillo predisponerse a resolver los problemas. Decir que es sencillo predisponerse es completamente distinto que "va a ser fácil".
El líder innato es atento a los problemas, pero mucho más ávido para encontrar las soluciones antes de que aparezcan por sí solas. Cuando ya la respuesta a una interrogante es evidente, no existe mérito alguno en reconocerla.
Escuchaba hace algún tiempo una historia, y quiero compartir parte de ella aquí, pues refleja cómo sería un líder; a decir verdad, cualquier persona.
Un sabio orador estaba dando su charla frente a un auditorio. Sacó un billete de 100 dólares, y dijo: "Levante la mano la persona que desee este billete". Todos levantaron la mano... El sabio volvió a preguntar, después de arrugarlo. Las manos descendieron, pero volvieron a alzarse. Volvió a preguntar, pero antes lo tiró y lo pisó con su pie... Las manos seguían alzadas. Entonces el orador exclamó: "Ustedes acaban de reconocer algo que les puede suceder en sus vidas, el billete, por más de haber sido arrugado, tirado y pisoteado, no perdió su valor. Asimismo, pase lo que les pase, estimados señores, ustedes tendrán el mismo valor ante Dios".
Este orador, sin duda era un líder, por su forma de pensar. Sin duda alguna también, reconocía la esencia del ser humano, el alma, espíritu, o como quieran llamar a esa fuerza interior que nos impulsa hacia lo infinito, hacia lo que no acaba, hacia lo que trasciende.
Por un cambio positivo en el mundo,
Daniel.
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