lunes, 4 de febrero de 2008

A quemar las naves - Alejandro Magno

Alejandro Magno

Alejandro III de Macedonia, fue rey desde los 20 años hasta el día de su muerte. Muchas veces se ha hablado de este controversial personaje, unos dicen que es digno de admiración, otros lo toman como alguien que hizo mucho daño y no es digno de seguir como ejemplo. Para ser sincero, yo lo tomo como un líder, bueno o malo, pero fue un líder.

¿Quién es capaz de conquistar el Persia, Anatolia, Fenicia, Gaza, Siria, Egipto, Mesopotamia, Judea y muchas regiones más, ampliando las fronteras de su propio imperio sin motivar a sus soldados? Una de sus grandes cualidades era su visión... ¿Qué tenía la visión de Alejandro Magno? Bueno, nunca se quedaba estático, siempre quería más. Eso se debe a una educación excelente de uno de los grandes maestros de toda la humanidad: Aristóteles. Este gran pensador griego hizo de Alejandro un ser con ansias de trascender, de romper todas las barreras.

Alejandro emprendió un viaje al este para encontrar el fin del mundo, puesto que Aristóteles le contó historias sobre el fin del mundo, lugar donde terminaba la Tierra. Cuando Alejandro escuchaba estas historias simplemente en su mente se imaginaba y se visualizaba en la conquista de el mundo entero.

Si bien es cierto no es el mejor ejemplo de ética, moral y paz. Pero Alejandro realmente buscaba cumplir SUS IDEALES, así como tú estás buscando que tus sueños se cumplan.

Se dice que en una de sus conquistas, para motivar a sus hombres, ya cansados, quemó todas sus naves, en las que había cruzado el mar, y al dejarlos sin retorno, la única forma de sobrevivir era venciendo, y acobardarse ya no era una opción. ¿Y eso que tiene que ver contigo? Bueno pues, es simple, deja tus seguridades, quema tus naves ¿Qué es lo que aún te tiene atado? ¿Qué es lo que aún hace que acobardarse sea una opción para ti?

Ahora, hay que aclarar un aspecto importante, que Alejandro lo descubrió al final de sus días. Cuando el ya no tenía nada más que conquistar, porque había conquistado el mundo entero, se frustró, entristeció por completo. Alejandro conquistó todo, menos lo que realmente quería conquistar, su propia felicidad.

Y es que hay que darnos cuenta de que la felicidad no es algo que debemos buscar con ahínco en el poder, en las cosas materiales, o en el reconocimiento vano y absurdo de los demás. La felicidad es el estado de satisfacción con la propia realidad del ser humano. Alejandro no lo descubrió, porque estaba demasiado ocupado conquistando.

Espero que, quemando tus naves (esas falsas seguridades que te hacen vivir en la mentira, creyendo que todo está bien en tu vida) puedas alcanzar esa felicidad que no la encontrarás en cualquier lugar, sino conquistándote a ti mismo.


"...Ninguna fortaleza es tan inexpugnable que no puede entrar en ella un mulo cargado de oro..."

En la próxima edición

Compartiré un poco sobre la vida de Sir Winston Churchill, personaje clave en la historia; y uno de los grandes líderes en el siglo XX.

Por un cambio positivo en el mundo,

Daniel Juez Mendoza

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