miércoles, 8 de agosto de 2007

Un líder controversial - Martin Luther King, Jr.

Martin Luther King

Este gran personaje estadounidense fue el más grande defensor de los derechos civiles de los afroamericanos en su país. Desde joven ya había tomado conciencia de la segregación social que tenía su raza en el entorno en el que vivía. Este gran hombre fue inspirado por otro de los más grandes hombres de nuestra historia, a quien relataremos más adelante, al "Alma Grande" Gandhi, destacado por sus métodos pacíficos de protesta. Organizó un boicot masivo de casi un año contra la segregación de raza en los buses municipales, puesto a que siempre una persona de raza negra debía cederle el puesto a una de raza blanca, así la persona de raza negra fuese una señora embarazada y el individuo de raza blanca sea un joven. El negro siempre debía cederle puesto al blanco, el negro no podía sentarse en el bus, aunque hayan puestos vacíos. Habían baños para blancos y para negros. Algo notable de Luther King es cuando logró la igualdad de acceso a las bibliotecas, comedores y estacionamientos para los negros, quienes no gozaban de este privilegio... Encabezó una gigantesca marcha por las calles de Washington, en la que pronunció uno de los discursos más bellos para la igualdad de derechos, que dice mucho de su personalidad y de lo que buscamos de él, su capacidad de liderar:



Tengo un sueño: Por Martin Luther King, Jr.

Discurso leído en las gradas del Lincoln Memorial
durante la histórica Marcha sobre Washington


Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en la que será ante la historia la mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestro país.


Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros,

chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó
como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cien
años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es
aún tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la
discriminación; cien años después, el negro vive en una isla solitaria en medio
de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el negro
todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra
desterrado en su propia tierra.


Por eso, hoy hemos venido aquí a dramatizar
una condición vergonzosa. En cierto sentido, hemos venido a la capital de
nuestro país, a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república
escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de
Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de ser
heredero. Este documento era la promesa de que a todos los hombres, les serían
garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de
la felicidad.


Es obvio hoy en día, que Estados Unidos ha incumplido ese
pagaré en lo que concierne a sus ciudadanos negros. En lugar de honrar esta
sagrada obligación, Estados Unidos ha dado a los negros un cheque sin fondos; un
cheque que ha sido devuelto con el sello de "fondos insuficientes". Pero nos
rehusamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado. Rehusamos creer que
no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este
país. Por eso hemos venido a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de
las riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia.


También hemos
venido a este lugar sagrado, para recordar a Estados Unidos de América la
urgencia impetuosa del ahora. Este no es el momento de tener el lujo de
enfriarse o de tomar tranquilizantes de gradualismo. Ahora es el momento de
hacer realidad las promesas de democracia. Ahora es el momento de salir del
oscuro y desolado valle de la segregación hacia el camino soleado de la justicia
racial. Ahora es el momento de hacer de la justicia una realidad para todos los
hijos de Dios. Ahora es el momento de sacar a nuestro país de las arenas
movedizas de la injusticia racial hacia la roca sólida de la hermandad.


Sería
fatal para la nación pasar por alto la urgencia del momento y no darle la
importancia a la decisión de los negros. Este verano, ardiente por el legítimo
descontento de los negros, no pasará hasta que no haya un otoño vigorizante de
libertad e igualdad.


1963 no es un fin, sino el principio. Y quienes tenían
la esperanza de que los negros necesitaban desahogarse y ya se sentirá
contentos, tendrán un rudo despertar si el país retorna a lo mismo de siempre.
No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que a los negros se
les garanticen sus derechos de ciudadanía. Los remolinos de la rebelión
continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que surja el
esplendoroso día de la justicia.


Pero hay algo que debo decir a mi gente que
aguarda en el cálido umbral que conduce al palacio de la justicia. Debemos
evitar cometer actos injustos en el proceso de obtener el lugar que por derecho
nos corresponde. No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la
copa de la amargura y el odio. Debemos conducir para siempre nuestra lucha por
el camino elevado de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que
nuestra protesta creativa degenere en violencia física. Una y otra vez debemos
elevarnos a las majestuosas alturas donde se encuentre la fuerza física con la
fuerza del alma. La maravillosa nueva militancia que ha envuelto a la comunidad
negra, no debe conducirnos a la desconfianza de toda la gente blanca, porque
muchos de nuestros hermanos blancos, como lo evidencia su presencia aquí hoy,
han llegado a comprender que su destino está unido al nuestro y su libertad está
inextricablemente ligada a la nuestra. No podemos caminar solos. Y al hablar,
debemos hacer la promesa de marchar siempre hacia adelante. No podemos volver
atrás.


Hay quienes preguntan a los partidarios de los derechos civiles,
"¿Cuándo quedarán satisfechos?"
Nunca podremos quedar satisfechos mientras
nuestros cuerpos, fatigados de tanto viajar, no puedan alojarse en los moteles
de las carreteras y en los hoteles de las ciudades. No podremos quedar
satisfechos, mientras los negros sólo podamos trasladarnos de un gueto pequeño a
un gueto más grande. Nunca podremos quedar satisfechos, mientras un negro de
Misisipí no pueda votar y un negro de Nueva York considere que no hay por qué
votar. No, no; no estamos satisfechos y no quedaremos satisfechos hasta que "la
justicia ruede como el agua y la rectitud como una poderosa corriente".

Sé que algunos de ustedes han venido hasta aquí debido a grandes pruebas y
tribulaciones. Algunos han llegado recién salidos de angostas celdas. Algunos de
ustedes han llegado de sitios donde en su búsqueda de la libertad, han sido
golpeados por las tormentas de la persecución y derribados por los vientos de la
brutalidad policíaca. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo.
Continúen trabajando con la convicción de que el sufrimiento que no es merecido,
es emancipador.

Regresen a Misisipí, regresen a Alabama, regresen a Georgia,
regresen a Louisiana, regresen a los barrios bajos y a los guetos de nuestras
ciudades del Norte, sabiendo que de alguna manera esta situación puede y será
cambiada. No nos revolquemos en el valle de la desesperanza.Hoy les digo a
ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo
un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".Sueño que
un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo:
"Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados
iguales".Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los
antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan
sentar juntos a la mesa de la hermandad.Sueño que un día, incluso el estado de
Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la
opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.Sueño que mis cuatro
hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su
piel, sino por los rasgos de su personalidad.

¡Hoy tengo un sueño! Sueño que un día, el estado de Alabama cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los negros, se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras, puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.


¡Hoy tengo un sueño!Sueño que
algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los
sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la
gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano.

Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso al Sur. Con esta fe
podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza. Con
esta fe podremos trasformar el sonido discordante de nuestra nación, en una
hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar
juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos,
sabiendo que algún día seremos libres.

Ese será el día cuando todos los hijos
de Dios podrán cantar el himno con un nuevo significado, "Mi país es tuyo. Dulce
tierra de libertad, a tí te canto. Tierra de libertad donde mis antesecores
murieron, tierra orgullo de los peregrinos, de cada costado de la montaña, que
repique la libertad". Y si Estados Unidos ha de ser grande, esto tendrá que
hacerse realidad.Por eso, ¡que repique la libertad desde la cúspide de los
montes prodigiosos de Nueva Hampshire! ¡Que repique la libertad desde las
poderosas montañas de Nueva York! ¡Que repique la libertad desde las alturas de
las Alleghenies de Pensilvania! ¡Que repique la libertad desde las Rocosas
cubiertas de nieve en Colorado! ¡Que repique la libertad desde las sinuosas
pendientes de California! Pero no sólo eso: ! ¡Que repique la libertad desde la
Montaña de Piedra de Georgia! ¡Que repique la libertad desde la Montaña Lookout
de Tennesse! ¡Que repique la libertad desde cada pequeña colina y montaña de
Misisipí! "De cada costado de la montaña, que repique la libertad".

Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en
cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos
los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y
católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual
negro: "¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos
libres al fin!"

Washington, DC28 de agosto de 1963


…“Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos.”…

¡Qué valentía la de este hombre! ¡Qué coraje! ¡Qué ilusión! ¡Qué vida! ¡Qué gran sueño! Luchó por algo que en ese tiempo parecía imposible. ¿Lucharías tú por una causa que ya está perdida en un 90%?¿Derramarías una gota de sudor por algo que la mayoría dice que no vale la pena, que no vas a lograr nada, que la situación es así y que hay que acostumbrarse a eso, por más injusto que parezca? ¿No te parece algo loco lo que hizo Luther King? El estuvo preso, encarcelado por opinar, en un país que se jacta por la libre expresión, pero que se vivía con la mayor injusticia y desprecio hacia la raza negra. A pesar de haber recibido el Premio Nobel de la Paz, Luther King no vio el resultado de su obra. Él fue asesinado, por exigir su derecho de libre expresión. Si estás recordando la frase de Jesús, aquí también se cumplió, Luther King debía morir, para que su obra de fruto. Un gran líder mundial, que no necesito de arma alguna para vencer en una guerra. ¿Quisieras ser como él? Pues puedes seguir aprendiendo de este pensamiento de liderazgo de la inspiración de Luther King: Mahatma "Alma Grande" Gandhi.


En la próxima edición...


Analizaremos a uno de los íconos más importantes de la Paz... Mahatma Gandhi.


Por un cambio positivo en el mundo,


Daniel Juez Mendoza

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo tengo un sueño... Ser como Martin Luther King... Adelante sigue con eso del liderazgo, vas muy bien